Según Carter (1998), el propósito del cerebro humano es en primer lugar ayudarnos a sobrevivir, en segundo lugar cubre las necesidades emocionales y ya, en un plano superior, encontramos el aprendizaje cognitivo.
En este mismo orden, el médico y neurocientífico Paul MacLean formuló, en el siglo XX, el modelo del Cerebro Triuno.
En él exponía que nuestro cerebro se divide en tres: el Cerebro reptiliano, el Cerebro paleomamífero o emocional y el Cerebro neomamífero o racional. Estos tres niveles se han ido plasmando con el paso de millones de años, quedando el cerebro reptiliano, y más primitivo, en la parte inferior, el cerebro emocional en segundo nivel y por encima de todo el cerebro racional.
CEREBRO REPTILIANO
Controla acciones imprescindibles para nuestra supervivencia, como el latido del corazón, la respiración, la temperatura corporal o la sensación de hambre.
Está formado por:
- Los ganglios basales.
- El tallo cerebral.
- Sistema reticular.
También activa el estado de alerta, activando o desactivando la atención.
Y esta concentración es vital para el aprendizaje, aunque también se ve afectada por los niveles hormonales por los niveles de luz que tenemos a lo largo del día.
CEREBRO EMOCIONAL O SISTEMA LÍMBICO
Este cerebro permite expresar emociones, desarrollar el apego y mostrar afecto.
Y son las emociones agradables las que prefiere, evitando las desagradables. Esto nos da un punto de partida muy interesante para poder comenzar a trabajar en el aula.
Y es gracias al cerebro emocional que nos guste el aprendizaje cooperativo, ya que esta interacción social nos permite aprender de y con otras personas. Además, trabajar en grupos provoca un mayor número de respuestas emocionales que no ocurren con el aprendizaje basado en clases magistrales, como indican Caine&Caine en su libro Making connections (1990).
CEREBRO RACIONAL O SUPERIOR
Está formado por el neocortex y se divide en los famosos Hemisferio derecho y Hemisferio izquierdo.
Realiza:
- Funciones cognitivas superiores.
- La comunicación (lenguaje, lectura…).
- El razonamiento.
- Toma de decisiones.
- Planificación.
- Empatía.
- Incluso tener consciencia de nosotros mismos.
De niños predominan el cerebro reptiliano y el emocional, sin embargo, a partir de los tres años, poco a poco, el cerebro racional comienza a tomar el mando.
No menos importante es la forma en que se conectan entre sí. Por ejemplo, el cerebro emocional, a través de la corteza prefrontal conecta con el neocortex del cerebro racional. La conclusión final es que el cerebro trabaja en conjunto, necesitándose unos elementos a otros.
De esta forma, conocer el funcionamiento del cerebro puede ayudar conseguir un aprendizaje más efectivo. Nos puede guiar en el enfoque a la hora de preparar una dinámica o cómo transmitir determinados datos teóricos.
¿Cómo planteas tus clases? ¿Consigues la atención del alumnado? ¿Provocas respuestas emocionales? ¿Potencias la toma de decisiones o la comunicación?
Fuentes consultadas:
Bilbao, A. (2019). El cerebro del niño explicado a los padres, Barcelona: Plataforma editorial.
Caine, G., & Caine, R. (1994). Making connections. Menlo Park: Addison-Wesley.
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